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¿¿Qué es el Café del buen sexo?? Es un espacio de diálogo abierto, en el que abordamos las cuestiones que hacen a la vida sexual de las personas desde una perspectiva profesional y a la vez amistosa, cálida y respetuosa de la intimidad de cada asistente. Lo que se realiza es, después de una presentación temática sobre un aspecto específico, abrir el espacio para que cada participante que lo desee pueda intervenir sin condicionamientos ni presiones de ninguna naturaleza.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Victoria Alfaro, la historia de una vocación!!


Soy Victoria Alfaro, médica sexóloga. Ejerzo en Buenos Aires desde 2003, luego de haberlo hecho durante 25 años en la Ciudad de Córdoba.


Me recibí de médica allá por 1977, después de llegar a Córdoba desde un pueblito del interior de Entre Ríos en el año 1971.


El día en que me recibí de médica, en forma casual, una colega un poco mayor que yo me invitó a acercarme al Laboratorio de Citología Exfoliativa del Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología de la Provincia de Córdoba, donde acababa de aprobar mi última materia. La propuesta era que me incorporase al plantel del laboratorio ya que la jefa del Servicio viajaría el mes siguiente a Europa y quienes habían quedado a cargo realmente no daban abasto para atender la demanda.



Estos fueron mis comienzos en el ejercicio de la Medicina, en un Laboratorio de Citología Exfoliativa. La tarea consistía en atender en consultorio a las pacientes que llegaban a ese Hospital. Se extraía el material para Papanicolaou, y se hacía una colposcopia. A media mañana regresábamos al laboratorio y nos sentábamos al microscopio a leer los extendidos de pacientes que habían venido los días anteriores.



Mientras trabajaba en esa maternidad me invitaron a colaborar con L.A.L.C.E.C Córdoba, y allí tuve mi primer contacto directo con pacientes. Creo que ese fue el momento en que pude contactarme por primera vez con mujeres que padecían problemas orgánicos ginecológicos, funcionales y también sexuales.



Al mes siguiente estaba ya trabajando en un Instituto Endocrinológico, en la sección de Citología Exfoliativa y Colposcopia. Mi trabajo era supervisado por la misma colega que me había ofrecido incorporarme al laboratorio anterior. Por cuestiones de personalidad (teníamos estilos distintos) se produjo un fenómeno que iba a tener importantes consecuencias en mi vida profesional.


Mi colega atendía a las pacientes con completa excelencia pero a la vez con una actitud muy resolutiva, Yo las escuchaba mucho, procurando comprenderlas. Por este motivo ellas me percibían como una persona más contenedora y contemplativa con sus problemas.
 Poco a poco un número cada vez mayor de pacientes comenzaron a pedir ser atendidas por mí.
Para mi sorpresa, la mayoría de esas pacientes que pedían verme querían por sobre todo contarme sus pesares en la cama. Una frase frecuente era: “mi ginecólogo no me escucha”. A mí me interesaba escucharlas, sorprenderme a veces ante historias que nunca hubiera podido imaginar, vislumbrando, intuyendo, que debía haber algo más que el estudio de la Ginecología para solucionar los problemas de índole sexual.
 Para ese entonces no existía en mi horizonte una disciplina que abordara estos problemas. Algunos años después supe que había llegado al país la Sexología Clínica.
Corría el año 1982 y ya había nacido mi primer hijo (en 1980). Un buen día algunos colegas me trajeron una invitación a unas Jornadas de Sexología Clínica que se harían en un predio perteneciente al Club del Colegio Médico de la Provincia de Córdoba. Aunque el lugar en realidad no era una dependencia académica, esto me entusiasmó mucho, y decidí asistir.


Era evidente que quienes nos habíamos hecho eco de la convocatoria veníamos a “abrir la puertita” respecto de lo que era el objeto de estudio de esta nueva disciplina. Las jornadas eran lideradas por Roberto León Gindín y Laura Caldiz, quien hacía poco había llegado de EEUU formada en el Instituto dirigido por William Master y Virginia Johnson.


Mi intención era inscribirme allí mismo en el curso que ellos dictaban, pero me resultaba imposible porque se hacía en Buenos Aires. Yo vivía en Córdoba y tenía un niño de apenas dos años, y había que criarlo, naturalmente. Y aunque contaba con un marido que me alentaba a seguir adelante con lo que me había atraído tanto, las responsabilidades maternales, de pareja y familia así como las laborales, hicieron inviable el proyecto en aquel momento.


En 1986, al momento del nacimiento de mi segundo hijo, yo alternaba el microscopio con la escucha de los relatos de las mujeres, planteándome que no tenían solución para lo que les ocurría en sus alcobas.


Un día de febrero de 1994, sentada en uno de los sillones del living de mi departamento, alrededor de las seis de la tarde, mientras iba oscureciendo, encontré en el diario un aviso muy pequeño- pero que para mí fue como un gran faro que iluminaba toda la hoja: “Primer Curso de Sexología Clínica en Córdoba, dictado por el Centro de Asistencia, Investigación, y Educación en Sexualidad (C.A.I.E.S.) dependiente de CETIS, y avalado por SASH (Sociedad Argentina de Sexología Humana) inicia sus inscripciones en Córdoba.” ¡Era la gente que yo había escuchado doce años antes!.


Miré el reloj: faltaban 20 minutos para las siete, hora de cierre del horario de inscripción. Corrí hacia el teléfono, y pedí hablar con el Director del Curso. Me convocó para una entrevista la semana siguiente. Conté los días y las horas esperando que ese día llegase.


Y llegó. Al finalizar la entrevista, el Director Eduardo Arnedo me dijo que había decidido aceptarme como integrante del grupo a formar (el cupo era para solo cinco profesionales) porque le habían impactado dos cosas: la solidez de mis conocimientos médicos y mi calidez humana.


Lo había logrado. ¡Estaba aceptada!


Así comencé a formarme como parte de un grupo heterogéneo, compuesto por tres psicólogas, y un médico. El médico era varón, y bastante mayor que yo.


Al finalizar la etapa de formación creamos entre los cinco el Grupo IDEAS, (Investigación, Docencia, Estudio y Asistencia en Sexualidad). Aunque la sigla era muy ambiciosa, lo que en realidad queríamos era llevar “nuevas ideas” sobre sexualidad a la sociedad, para superar el tabú ancestral ante este tema.


Desafortunadamente este intento duró muy poco. No logramos compatibilizar nuestros estilos y nuestros puntos de vista. Tal vez éramos demasiado jóvenes e inexpertos…


Después de esta experiencia – y aprendiendo de ella – Julio (un colega y amigo) y yo decidimos gestar un proyecto menos ambicioso y más realista: salimos a trabajar la sexualidad adolescente en algunas escuelas. Para ese tiempo Julio trabajaba con Boy Scouts (convocado por un clérigo de “avanzada”) que orientaba a jóvenes en esa comunidad eclesiástica. Yo, mientras tanto, fui invitada por distintos institutos médicos para hablar sobre “La Sexualidad de las Mujeres”. Entre otras entidades, el Colegio Farmacéutico de Córdoba me pidió que disertara sobre este tema, pero por separado a mujeres y varones. Cuando les expliqué que se podía hablar de sexo sin ocultarse los unos de los otros, finalmente aceptaron que les hablara a todos juntos: mujeres, varones, y también a parejas. Además me llamaron para dar conferencias en institutos donde se trataba la obesidad, así como en otros ámbitos con gran asistencia de personas. Poco más tarde comenzaron las entrevistas en radio y TV. Pero sin duda una de las experiencias que más me satisfizo fue la presentación del tema ante antropólogos, filósofos, sociólogos, psiquiatras y psicólogos en un curso llamado Cine y Psiquiatría. La disertación se apoyaba en un film elegido especialmente para la oportunidad, y resultaba realmente muy rica en contenidos.


Para entonces yo sentía cada vez más la necesidad de poder ayudar mejor a mis pacientes. Con ese propósito decidí empezar a viajar todos los meses a Buenos Aires para poder estar presente en el consultorio de quien fue el precursor de la Sexología en la Argentina, el Dr. León Gindin, mientras atendía a sus pacientes. Viví horas y horas de consultorio, presenciando casos y casos. A la noche volvía al hotel y leía, estudiaba los casos y anotaba mis conclusiones.


En enero del 2000 el Profesor Adjunto de la Cátedra de Urología de la U.N.C., Dr. Raúl Belén, me convoca para integrarme al staff del Primer Instituto de Sexología Uro-Ginecológico que tendría Córdoba. Se trataba del C.O.D.I.S, Centro Orientado al Diagnóstico Integral en Sexualidad. Hoy parece inaudito, pero en aquel tiempo todavía existían prejuicios muy fuertes en la sociedad cordobesa, al punto tal que debimos instalar nuestros consultorios con tres (3) salas de espera, con una puerta de ingreso por un lado, y una puerta de salida de pacientes por el otro. Los/as pacientes, venían con muchísimo pudor a consultarnos, y al pedir los turnos muchos de ellos - “aterrorizados” - preguntaban si tendrían que compartir su espera frente a otros pacientes (lo que por supuesto era evitado en aquellas circunstancias).


A esta altura de los acontecimientos, debo dedicar un paréntesis de profundo agradecimiento a mi esposo, el que en todo momento alentó mi porvenir y futuro en esta disciplina.


La pregunta reiterada de las personas no habituadas a tomar la sexualidad como algo natural era siempre: “¿Cómo es esto de ser el esposo de una sexóloga?”, y después seguían… “¿Cómo lo soporta?”, “¿Cómo lo vive?”, etc. La pregunta más usual para mis hijos era: “¿Puedes hablar de sexo con tu mamá?”. Todo esto resultaba para la mayoría de la gente realmente inverosímil, en cambio para nosotros como familia era muy natural.


Trabajando allí, en C.O.D.I.S. me vi obligada a hacer un gran cambio geográfico sin haberlo planeado. Por exigencias laborales de mi esposo, tuvimos que trasladarnos a vivir en San Isidro, Buenos Aires.


Desde el momento en que llegamos a esta hermosa ciudad han ocurrido muchas cosas significativas. Quizás las dos más importantes – al día de hoy – sean mi creación de El Café del Buen Sexo, un espacio de diálogo abierto sobre las cuestiones de la sexualidad, y – muy recientemente – la del Método RCG (Recuperación de la Capacidad de Goce). Ambas iniciativas son la consecuencia de años de experiencia en el consultorio de Sexología Clínica, advirtiendo la necesidad de los pacientes, y de la comunidad toda, de participar en una propuesta vivencial y superadora, acercándolos a una vida más plena a través del descubrimiento del cuerpo, de sus interacciones sexuales y del erotismo.

                                                                                                                      Dra. Victoria Alfaro

jueves, 19 de agosto de 2010

SEXO GRUPAL Y EL RECORD GUINESS!!

La profesión del Sexólogo es propicia para consultas de todo tipo, y a veces se producen algunas verdaderamente sorprendentes.

Uno de estos casos fue la consulta que recibió la Dra. Victoria Alfaro, medica sexóloga, relativa a la participación de casi 1000 hombres en una sesión masiva de sexo grupal con una sola mujer, que se habría incorporado al libro Guiness como un record extraordinario.

La Dra. Alfaro explicó los riesgos que corre una persona al participar de estos encuentros grupales tan multitudinarios. “Obviamente es prácticamente imposible hacer estudios clínicos serios a 919 hombres.  Es obvio que en este tipo de encuentros no puede existir sexo placentero. En este tipo de sesiones grupales siempre hay una razón  oculta, que hasta puede llegar a ser económica”.


Para la experta, “los peligros que corren las personas son por el traspaso de infecciones de transmisión sexual. Cuando una persona se involucra en el  sexo grupal esta dispuesta a asumir distintos tipos de comportamiento: sexo oral, vaginal y anal. Por eso es – desde el punto de vista medico - imperioso tomar las precauciones pertinentes. Existen preservativos adecuados para el sexo oral, para el anal y para el sexo vaginal”.


La sexóloga también advirtió sobre el riesgo de infecciones sexualmente transmisibles que podrían afectar a los participantes,  como por ejemplo escabiosis o pediculosis, porque son infecciones de contacto, de piel a piel.


La especialista señalo que aun en el ámbito del cine pornográfico – y sobre todo en los Estados Unidos - se toman precauciones para cuidar la salud de los actores. “Antes de cada filmación se pone mucha atención y asistencia para  evitar que se produzcan lesiones”,  aseguró.
De todas formas, el hecho de mantener relaciones sexuales con 919 hombres (asumiendo la noticia como cierta) evidenciaría una tremenda exposición de la mujer. “Pueden producirse lesiones vaginales o anales, por lo que es más probable el contagio del HIV”, dijo en relación al récord que entró al libro Guinness en las últimas horas.


Un párrafo aparte merece el sexo oral a la hora de este tipo de prácticas grupales: “El sexo oral puede producir una infección que hoy está muy en boga llamada HPV, Virus del Papiloma Humano, a nivel laríngeo. Realmente este tipo de practicas conllevan su riesgo ”.
La médica sexóloga Victoria Alfaro es la creadora del espacio “El café del Buen Sexo” y su mail es elcafedelbuensexo@gmail.com

miércoles, 11 de agosto de 2010

DISFUNCIÓN SEXUAL FEMENINA - FRIGIDEZ - ANORGASMIA...

  ¿ Doctora Alfaro, ES CORRECTO EL TÉRMINO FRIGIDEZ?

Si bien popularmente todavía se sigue usando el término “frigidez” y muchas mujeres vienen a la consulta para saber si son o no “frigidas”, hoy la Sexología no sigue usando este termino dentro de un contexto clínico. Esto ha quedado reservado a lo popular.

El termino Frigidez, que remite a los conceptos de frío y frialdad, implica, esconde o manifiesta una carencia o una imposibilidad, pero a la luz de las contribuciones y los aportes tanto sociales como científicos de las últimas décadas puede ser re-significado no en base a una falta, sino a una dificultad.

La razón por la que este término no se usa clínicamente es por su falta de especificación, por ser demasiado general o difuso, y por no atender a ninguna causa específica. Es más un insulto que un diagnóstico.


Ademas es un termino impreciso, siempre relativo. Por ejemplo:

Supongamos que un hombre desea realizar el coito con su mujer todos los días de la semana. ¿Puede considerar a su cónyuge como frígida si sólo alcanza el orgasmo 3 veces en la semana?

En tanto otro hombre que deseara el coito 3 veces a la semana consideraria el apetito sexual de esta mujer como algo perfectamente normal, y un tercero que deseara el coito solo 1 vez a la semana podría considerarla como una ninfomana.-

Definamos entonces a qué se denomina disfunción sexual femenina.

Se puede definir la DISFUNCIÓN SEXUAL FEMENINA como la incapacidad de la mujer para lograr una respuesta sexual normal durante una relación sexo-erótico-coital con su pareja.

La Disfunción Sexual Femenina se presenta en aquella mujer que tiene poco o ningún placer erótico ante la estimulación sexual. Se trata de mujeres que pueden excitarse ante determinadas circunstancias pero no llegan al orgasmo o lo logran con gran dificultad. Esto incluye, naturalmente, a la  mujer que nunca ha experimentado placer erótico con nadie y en ninguna situación, y también a aquellas que han respondido en alguna ocasión pero no pueden gozar en la mayoría de los casos.

Como se ve, los desórdenes en la sexualidad de las mujeres se pueden presentar de muy diversas maneras.

martes, 10 de agosto de 2010

Algunas preguntas realizadas a Dra. Victoria Alfaro por asistentes al Café del buen Sexo!

1) ¿Qué busca demostrar la mujer a su pareja sexual cuando en un acto de sexo oral literalmente se traga el semen eyaculado? ¿O es puro placer?

Amar es querer la felicidad del otro. Por lo tanto es querer su placer, darle placer. Amar es no ser egoísta en el propio placer, es preferir estimular el placer del otro. Cuando uno ama, ama todo lo del otro, sin prejuicios.

Muchos hombres “correctos” no fuerzan a sus mujeres a hacer aquello que querrían que les hicieran, y muchas veces el propio comportamiento de la mujer fuerza muchas veces al hombre a NO hacer.
A veces se vive una sexualidad exuberante en la mente pero pobre en el cuerpo.-
Uno de los fantasmas mas habituales es LA PRÁCTICA DE LA FELACIÓN.
En muchas parejas se practica una sexualidad empobrecida caracterizada por el exceso de pasividad de una esposa “exquisita”.

Pero la boca está hecha para el amor. La boca de la mujer va en busca del sexo del varón como parte de un recorrido natural. Besar su boca y su mano, sus axilas, sus pies, sintiendo sus humores y olores específicos, es una fuente de excitación real, en la que participan todos los sentidos.
Lo que él tiene entre sus piernas es tan precioso como lo que ella tiene entre las suyas. Y para saber si algo como la fellatio le gusta a una mujer, es necesario probarlo.
El esperma apenas sabe a algo, casi no tiene sabor alguno. A veces se percibe cierto aroma parecido al de la avellana, pero en si es relativamente soso. Tal como ocurre con cualquier manjar, antes de probarlo gusta de acuerdo a cómo esté presentado.
De hecho su aspecto no es en absoluto atractivo, ni tampoco su apariencia ni su consistencia. Pero ¿es atractivo el aspecto de una ostra, o el de un huevo a medio cocer…? Tengamos en claro que el semen no es un desecho ni una impureza: es el elemento creador de vida. Se parece al sudor, a la saliva o a la lagrima; representando cada uno de ellos, respectivamente, al esfuerzo, el placer o el dolor.
La mujer que practica la felación recibe el nombre de felatriz. Se dice que una felatriz que concreta la felación en su casa le brinda al hombre la mayor garantía de fidelidad…



2) Cuándo podemos considerar que la mujer experimenta mayor placer, en la posición tradicional del misionero, o cuando por el contrario toma el control encima del varón, y goza de mayor libertad de movimientos?. ¿Depende en esto el tamaño del pene?


Habría que preguntar ¿qué es lo más estimulante para ella?
¿Qué desea ella en ese momento íntimo? ¿Qué la erotiza más?
¿Cuál es su fantasía? En esa precisa situación, o en su fantasía recurrente?
Hay posiciones que son más atractivas que otras, esto depende del gusto de cada integrante de la pareja. Lo que es erótico para uno, puede no serlo para el otro. Allí es cuando la comunicación íntima se plantea como una de las fuentes esenciales del placer.
Quien no comunica al otro aquello de lo que disfruta y aquello de lo que no, priva a ambos de disfrutar del viaje hacia el gozo compartido.
Con relación al tamaño, este puede favorecer más en una posición determinada. Las posiciones laterales son más adecuadas cuando el pene es más largo. También cuando el varón es grande, pesado, la posición de Andrómaca (ella arriba) es más favorable para una penetración profunda. Pero son los miedos, el dolor, las ideas fantasiosas en la mente de cada uno, los que limitan muchas veces el goce en cualquiera de las posiciones del encuentro sexual.

3) Cuando un miembro de la pareja en los juegos previos, besa o lame los pies del otro, puede ser considerado un signo de sumisión y entrega total, ¿o puede ser otra la razón de que así lo haga?

Este acto puede obedecer a varias razones:

• Puede ser una forma de comunicación íntima. (comunicando su afecto, encanto, deseo, al otro)
• Puede ser que lo haga porque aprendió técnicas para mejorar la calidad de intimidad en los encuentros sexuales (a dar y recibir placer) y también está invitándo al otro a devolverle este placer.
• Puede ser la expresión mínima de la sumisión o dependencia hacia la otra persona.
• Pero también puede ser una demostración cabal de entrega total, absoluta.



4) Cuando una mujer es multiorgásmica y promueve el sexo anal ¿disfruta por el juego sexual, o por la penetración en sí misma?

El orgasmo de la mujer por la penetración anal en sí misma en principio no se lograría, de no mediar una estimulación clitorídea, con la mano o por contactos genitales. Aunque hay mujeres que logran su estimulación por caricias, mordiscos, besos en sus mamas o a partir de sus fantasías, lo más frecuente es que prefieran la via clitorídea para llegar al orgasmo.

Alguien decía “todos los varones piden, pero pocas mujeres conceden”

La estimulación anal ¿puede llevar al orgasmo?
Una pequeña minoría de mujeres accede al sexo anal por la pura sensación de ser penetradas analmente.
Sin embargo es posible que el orgasmo producto de la estimulación anal se presente cuando los participantes se entregan por completo a sus sensaciones y fantasías. Pero en muchos casos la búsqueda de un orgasmo anal puede crear presiones e interrumpir el placer. La mayoría de las personas requieren estimulación genital directa para alcanzar el orgasmo. Son muy pocas las personas que alcanzan un orgasmo exclusivamente con la estimulación anal.


5) ¿Puede el olor natural del hombre actuar como un estimulante en la mujer para lograr deseo y excitación?

Sí, el olor del hombre puede funcionar como un estimulante en la mujer para lograr deseo y excitación. Pero en realidad puede provocar tanto atracción como rechazo: depende de cual sea el olor y en qué situación se presente. La excitación o el desagrado de la mujer esta en realidad relacionada con los registros de la memoria olfativa en distintos momentos de la vida (infancia, enamoramiento, etc).

jueves, 5 de agosto de 2010

Reseña del Café del 30 de Julio!


Café con lluvia…y algo mas

 Hola amigos,

Los valientes que desafiaron al frio y la lluvia para venir al encuentro del pasado viernes 30 de julio hicieron honor a su vocación por compartir este espacio, y  les agradezco mucho los mails que me enviaron comentándome lo positivo y enriquecedor que les resulto el dialogo y el intercambio de preguntas, ideas y conocimientos. Afortunadamente a lo largo de estos encuentros nos hemos ido construyendo un ambiente humanamente cálido, y esto nos ha permitido superar las adversidades climáticas con alegría y buena onda.

Para mi resulto muy interesante poder esclarecer algunas de las falsas creencias sobre el goce sexual que se han ido instalando como verdades en nuestra cultura.

Una de ellas es aquella que supone que  “el hombre tiene que cumplir, y la mujer puede fingir”, como si se tratara de un mandato biológico para el varón y una cuestión optativa para la mujer.  Transmitido por generaciones, este mandato social se convierte muchas veces en un  pensamiento constante, “rumiante”, que condiciona a ambos cuando se disponen a un encuentro sexual. ¡Cuánto pesan estos mitos, convertidos en mandatos familiares y socio-culturales, a la hora de hacer el amor!

Como una derivación surgió la cuestión de la exigencia tacita – para el varón – de  cumplir con el rol imaginario de “ actor pornográfico incansable y siempre enhiesto” en el encuentro íntimo, y por supuesto se abrió el tema pornografía,  sus diferencias con el film erótico y la clásica sensibilidad femenina hacia las películas románticas.

Pero no todo tuvo que ver con los varones. Se planteó si las mujeres de la actual generación serán más proclives que sus predecesoras a fantasear con las imágenes pornográficas, o si seguirán entusiasmándose con los contenidos románticos que derretían a sus abuelas. O quizás quedarán impresas en sus sentidos las imágenes y los sonidos de películas donde se muestra sangre, violencia, agresión?  Las mujeres de las décadas del 50, 60 construían sus mapas eróticos fantaseando con seductores románticos que las conquistaban con su suavidad, simpatía y caballerosidad. Pero las jóvenes de hoy, con qué fantasean? (Esta pregunta quedo abierta).

Dialogamos acerca de la ambientación (la preparación erótica del ambiente íntimo), y los distintos modos de activar todos los sentidos al momento del encuentro.

También hablamos acerca de la comunicación en la pareja y sus efectos,  en la alcoba y debajo de las sábanas.  Tanto la comunicación verbalizada como lo actitudinal, incluyendo la invitación a un cambio de posturas sexuales, los límites y las inhibiciones para hablar de lo que a cada uno le complace y también de lo que no le gusta en lo personal, según su “apertura mental”,  y los  tabúes, miedos, y prejuicios que cada uno trae consigo.

Nos sorprendimos revisando como han cambiado los “tiempos sexuales”, y los “tiempos de encuentro”, y de cómo hoy se puede acceder al tema sexual con una facilidad inimaginable hace apenas un par de décadas.

Alguien se interesó por saber si “¿es posible el placer sin orgasmo?”. Como ya habíamos abordado este tema en encuentros anteriores, pudimos responder a partir de lo que recordábamos.

Nos quedaron por abordar dos temas que surgieron hacia el final: los “Mitos del  Viagra” y  “Cómo aprender a tener buenos juegos preliminares”.

Serán seguramente los temas del próximo encuentro, en que los esperaré a todos con un café calentito y mucho entusiasmo…

Hasta el próximo CAFÉ DEL BUEN SEXO…..

Cordialmente
Victoria

lunes, 2 de agosto de 2010

Pensamiento!!

No todos los pensamientos que producen ansiedad y presión en un acto sexual “están en nuestra cabeza”.
Las personas pueden presionarse mutuamente de formas sutiles y otras que no lo son. Algunas aparecen verbalmente, otras, de manera mucho más inadvertidas.

lunes, 26 de julio de 2010

El último café...... Un café con mucho saborrr...

Apreciados amigos: Quiero compartir con quienes no tuvieron la posibilidad de acompañarnos el pasado viernes 16 de julio las vivencias y las anécdotas del que fue, sin duda, un encuentro memorable.
Ocurrió que además de reflexionar, pensar, e intercambiar
puntos de vista, también pudimos reírnos, divertirnos y tomarnos un “calentito café” con algunas masitas dulces en un día realmente frío e inhóspito, en el que nos animamos a salir de casa a pesar de todo.

¡Y vaya que valió la pena!


La idea era dialogar sobre muchos, muchíiiiiisimos, Mitos y Realidades Sexuales del Placer Femenino, pero los asistentes se “coparon” mucho con el primer mito, y surgieron otros temas, tantos que resulto imposible abordarlos a todos. Esto nos indica una vez más que la Sexualidad como tal es un verdadero mito para algunas generaciones, y un área de casi total desconocimiento para otras.

Se plantearon preguntas como:
“¿La mujer tiene menos necesidades sexuales que el varón?”, ¿“La mujer no necesita tener relaciones sexuales con la misma frecuencia que el hombre?” Así pudimos hablar sobre deseo y conceptualizar que el deseo sexual es el único en la fisiología humana que admite postergación (Master&Jhonson). Pudimos enterarnos de que el deseo sexual humano se puede demorar, posponer indefinidamente, a diferencia de otras funciones orgánicas (como orinar, defecar, etc.). Ambos sexos tienen igual capacidad de abstinencia, solo que la cultura ha concedido mayor libertad al varón, por ello ha quedado tan instalado este mito en la sociedad occidental.

Conversamos acerca de los mandatos pasados donde la mujer
era educada para ser madre y esposa, pero de la función mujer ni siquiera se hablaba. Ahora la mujer moderna ejerce su rol de madre, pero también el de esposa-amante, esté casada o en pareja. Ya no se presta más a ser solo “receptáculo seminal” como lo fueron gran parte de las mujeres de aquella época, hoy quieren placer, goce, relaciones saludablemente erotizadas.

Otros temas que surgieron fueron los relacionados al
celibato, la masturbación en los niños (¿existe?), ser virgen (¿solo concierne a la ruptura himeneal?), y pudimos hablar acerca de los distintos tipos de hímenes con los que nacen las mujeres. Surgieron anécdotas de los casamientos en aquella época tan lejana como lo fue la de nuestras abuelas, y también surgió la reformulación de la ancestral frase “¡Nena, ¿qué le viste a ese muchacho?”, hoy transformada en: “¡Nena, ¿qué le oliste a ese muchacho?”, de acuerdo a los nuevos conocimientos sobre la función del órgano vomero-nasal, y a las señales feromónicas que la ciencia nos ha permitido conocer e identificar.

En un ambiente cálido, cordial y reflexivo, llegamos
entre todos a la conclusión de que “aquellos modelos arcaicos son hoy por hoy los nuevos fósiles de una cultura extinguida”. Cultura que por supuesto esta en plena re-creación a partir de los cambios en las costumbres y los
modelos socialmente validados.

jueves, 22 de julio de 2010

Redes Sociales!

Amigos/as:

Les paso nuestras direcciones en Facebook y Twitter, para que nos puedan seguir e interactuar con nosotros alli, tambien...

Facebook:  http://www.facebook.com/ECdelBS


Twitter:      http://twitter.com/cafedelbuensexo


Los esperamos!!!!!

Próxima reunión del Café!!

El próximo viernes 30 de Julio en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, nos encontraremos para el nuevo encuentro en el Café del Buen Sexo! Será de 19 a 21 hs! El tema, esta vez, será: FALSAS CREENCIAS SOBRE EL GOCE SEXUAL!!

Si les interesa participar, combinen mediante email a elcafedelbuensexo@gmail.com

Que es el café? Para algunas personas el sexo es un tema difícil de abordar. Para otras, en cambio, es un aspecto natural de la vida, y por lo tanto no encuentran ningún problema en hablar sobre esta cuestión.Sea cual fuera su caso personal, HOY existe un espacio real para el intercambio de inquietudes, opiniones y preguntas en un ámbito enmarcado en el conocimiento científico y el cuidado abordaje de la Sexología Clínica.

Dos comentarios de participantes del ultimo Café:

Me encantan los Cafés! Me gusta que se abre el tema, todos participamos un poco pero es Victoria quien nos aporta en definitiva toda la información y datos superinteresantes! Cosas que ni me imaginaba! Y todo en una atmósfera cálida, amorosa, permisiva, respetuosa. Informal y académica a la vez.

Quedamos en el cafe pasado que en el proximo tratariamos mitos femeninos!!!!! la verdad, me encanto escuchar a los varones con los masculinos, fue muy provechoso, enriquecedor, y sobre todo, el cierre que le diste a cada tema, gracias Victoria por dejarnos charlar con tanto respeto y apertura como lo hicimos!!!!!!

Victoria Alfaro, la historia de una vocación!!

Soy Victoria Alfaro, médica sexóloga. Ejerzo en Buenos Aires desde 2003, luego de haberlo hecho durante 25 años en la Ciudad de Córdoba.

Me recibí de médica allá por 1977, después de llegar a Córdoba desde un pueblito del interior de Entre Ríos en el año 1971.

El día en que me recibí de médica, en forma casual, una colega un poco mayor que yo me invitó a acercarme al Laboratorio de Citología Exfoliativa del Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología de la Provincia de Córdoba, donde acababa de aprobar mi última materia. La propuesta era que me incorporase al plantel del laboratorio ya que la jefa del Servicio viajaría el mes siguiente a Europa y quienes habían quedado a cargo realmente no daban abasto para atender la demanda.

Estos fueron mis comienzos en el ejercicio de la Medicina, en un Laboratorio de Citología Exfoliativa. La tarea consistía en atender en consultorio a las pacientes que llegaban a ese Hospital. Se extraía el material para Papanicolaou, y se hacía una colposcopia. A media mañana regresábamos al laboratorio y nos sentábamos al microscopio a leer los extendidos de pacientes que habían venido los días anteriores.

Mientras trabajaba en esa maternidad me invitaron a colaborar con L.A.L.C.E.C Córdoba, y allí tuve mi primer contacto directo con pacientes. Creo que ese fue el momento en que pude contactarme por primera vez con mujeres que padecían problemas orgánicos ginecológicos, funcionales y también sexuales.

Al mes siguiente estaba ya trabajando en un Instituto Endocrinológico, en la sección de Citología Exfoliativa y Colposcopia. Mi trabajo era supervisado por la misma colega que me había ofrecido incorporarme al laboratorio anterior. Por cuestiones de personalidad (teníamos estilos distintos) se produjo un fenómeno que iba a tener importantes consecuencias en mi vida profesional.

Mi colega atendía a las pacientes con completa excelencia pero a la vez con una actitud muy resolutiva, Yo las escuchaba mucho, procurando comprenderlas. Por este motivo ellas me percibían como una persona más contenedora y contemplativa con sus problemas.

Poco a poco un número cada vez mayor de pacientes comenzaron a pedir ser atendidas por mí.

Para mi sorpresa, la mayoría de esas pacientes que pedían verme querían por sobre todo contarme sus pesares en la cama. Una frase frecuente era: “mi ginecólogo no me escucha”. A mí me interesaba escucharlas, sorprenderme a veces ante historias que nunca hubiera podido imaginar, vislumbrando, intuyendo, que debía haber algo más que el estudio de la Ginecología para solucionar los problemas de índole sexual.

Para ese entonces no existía en mi horizonte una disciplina que abordara estos problemas. Algunos años después supe que había llegado al país la Sexología Clínica.

Corría el año 1982 y ya había nacido mi primer hijo (en 1980). Un buen día algunos colegas me trajeron una invitación a unas Jornadas de Sexología Clínica que se harían en un predio perteneciente al Club del Colegio Médico de la Provincia de Córdoba. Aunque el lugar en realidad no era una dependencia académica, esto me entusiasmó mucho, y decidí asistir.

Era evidente que quienes nos habíamos hecho eco de la convocatoria veníamos a “abrir la puertita” respecto de lo que era el objeto de estudio de esta nueva disciplina. Las jornadas eran lideradas por Roberto León Gindín y Laura Caldiz, quien hacía poco había llegado de EEUU formada en el Instituto dirigido por William Master y Virginia Johnson.

Mi intención era inscribirme allí mismo en el curso que ellos dictaban, pero me resultaba imposible porque se hacía en Buenos Aires. Yo vivía en Córdoba y tenía un niño de apenas dos años, y había que criarlo, naturalmente. Y aunque contaba con un marido que me alentaba a seguir adelante con lo que me había atraído tanto, las responsabilidades maternales, de pareja y familia así como las laborales, hicieron inviable el proyecto en aquel momento.

En 1986, al momento del nacimiento de mi segundo hijo, yo alternaba el microscopio con la escucha de los relatos de las mujeres, planteándome que no tenían solución para lo que les ocurría en sus alcobas.

Un día de febrero de 1994, sentada en uno de los sillones del living de mi departamento, alrededor de las seis de la tarde, mientras iba oscureciendo, encontré en el diario un aviso muy pequeño- pero que para mí fue como un gran faro que iluminaba toda la hoja: “Primer Curso de Sexología Clínica en Córdoba, dictado por el Centro de Asistencia, Investigación, y Educación en Sexualidad (C.A.I.E.S.) dependiente de CETIS, y avalado por SASH (Sociedad Argentina de Sexología Humana) inicia sus inscripciones en Córdoba.” ¡Era la gente que yo había escuchado doce años antes!.

Miré el reloj: faltaban 20 minutos para las siete, hora de cierre del horario de inscripción. Corrí hacia el teléfono, y pedí hablar con el Director del Curso. Me convocó para una entrevista la semana siguiente. Conté los días y las horas esperando que ese día llegase.

Y llegó. Al finalizar la entrevista, el Director Eduardo Arnedo me dijo que había decidido aceptarme como integrante del grupo a formar (el cupo era para solo cinco profesionales) porque le habían impactado dos cosas: la solidez de mis conocimientos médicos y mi calidez humana.

Lo había logrado. ¡Estaba aceptada!

Así comencé a formarme como parte de un grupo heterogéneo, compuesto por tres psicólogas, y un médico. El médico era varón, y bastante mayor que yo.

Al finalizar la etapa de formación creamos entre los cinco el Grupo IDEAS, (Investigación, Docencia, Estudio y Asistencia en Sexualidad). Aunque la sigla era muy ambiciosa, lo que en realidad queríamos era llevar “nuevas ideas” sobre sexualidad a la sociedad, para superar el tabú ancestral ante este tema.

Desafortunadamente este intento duró muy poco. No logramos compatibilizar nuestros estilos y nuestros puntos de vista. Tal vez éramos demasiado jóvenes e inexpertos…

Después de esta experiencia – y aprendiendo de ella – Julio (un colega y amigo) y yo decidimos gestar un proyecto menos ambicioso y más realista: salimos a trabajar la sexualidad adolescente en algunas escuelas. Para ese tiempo Julio trabajaba con Boy Scouts (convocado por un clérigo de “avanzada”) que orientaba a jóvenes en esa comunidad eclesiástica. Yo, mientras tanto, fui invitada por distintos institutos médicos para hablar sobre “La Sexualidad de las Mujeres”. Entre otras entidades, el Colegio Farmacéutico de Córdoba me pidió que disertara sobre este tema, pero por separado a mujeres y varones. Cuando les expliqué que se podía hablar de sexo sin ocultarse los unos de los otros, finalmente aceptaron que les hablara a todos juntos: mujeres, varones, y también a parejas. Además me llamaron para dar conferencias en institutos donde se trataba la obesidad, así como en otros ámbitos con gran asistencia de personas. Poco más tarde comenzaron las entrevistas en radio y TV. Pero sin duda una de las experiencias que más me satisfizo fue la presentación del tema ante antropólogos, filósofos, sociólogos, psiquiatras y psicólogos en un curso llamado Cine y Psiquiatría. La disertación se apoyaba en un film elegido especialmente para la oportunidad, y resultaba realmente muy rica en contenidos.

Para entonces yo sentía cada vez más la necesidad de poder ayudar mejor a mis pacientes. Con ese propósito decidí empezar a viajar todos los meses a Buenos Aires para poder estar presente en el consultorio de quien fue el precursor de la Sexología en la Argentina, el Dr. León Gindin, mientras atendía a sus pacientes. Viví horas y horas de consultorio, presenciando casos y casos. A la noche volvía al hotel y leía, estudiaba los casos y anotaba mis conclusiones.

En enero del 2000 el Profesor Adjunto de la Cátedra de Urología de la U.N.C., Dr. Raúl Belén, me convoca para integrarme al staff del Primer Instituto de Sexología Uro-Ginecológico que tendría Córdoba. Se trataba del C.O.D.I.S, Centro Orientado al Diagnóstico Integral en Sexualidad. Hoy parece inaudito, pero en aquel tiempo todavía existían prejuicios muy fuertes en la sociedad cordobesa, al punto tal que debimos instalar nuestros consultorios con tres (3) salas de espera, con una puerta de ingreso por un lado, y una puerta de salida de pacientes por el otro. Los/as pacientes, venían con muchísimo pudor a consultarnos, y al pedir los turnos muchos de ellos - “aterrorizados” - preguntaban si tendrían que compartir su espera frente a otros pacientes (lo que por supuesto era evitado en aquellas circunstancias).

A esta altura de los acontecimientos, debo dedicar un paréntesis de profundo agradecimiento a mi esposo, el que en todo momento alentó mi porvenir y futuro en esta disciplina.

La pregunta reiterada de las personas no habituadas a tomar la sexualidad como algo natural era siempre: “¿Cómo es esto de ser el esposo de una sexóloga?”, y después seguían… “¿Cómo lo soporta?”, “¿Cómo lo vive?”, etc. La pregunta más usual para mis hijos era: “¿Puedes hablar de sexo con tu mamá?”. Todo esto resultaba para la mayoría de la gente realmente inverosímil, en cambio para nosotros como familia era muy natural.

Trabajando allí, en C.O.D.I.S. me vi obligada a hacer un gran cambio geográfico sin haberlo planeado. Por exigencias laborales de mi esposo, tuvimos que trasladarnos a vivir en San Isidro, Buenos Aires.

Desde el momento en que llegamos a esta hermosa ciudad han ocurrido muchas cosas significativas. Quizás las dos más importantes – al día de hoy – sean mi creación de El Café del Buen Sexo, un espacio de diálogo abierto sobre las cuestiones de la sexualidad, y – muy recientemente – la del Método RCG (Recuperación de la Capacidad de Goce). Ambas iniciativas son la consecuencia de años de experiencia en el consultorio de Sexología Clínica, advirtiendo la necesidad de los pacientes, y de la comunidad toda, de participar en una propuesta vivencial y superadora, acercándolos a una vida más plena a través del descubrimiento del cuerpo, de sus interacciones sexuales y del erotismo.