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¿¿Qué es el Café del buen sexo?? Es un espacio de diálogo abierto, en el que abordamos las cuestiones que hacen a la vida sexual de las personas desde una perspectiva profesional y a la vez amistosa, cálida y respetuosa de la intimidad de cada asistente. Lo que se realiza es, después de una presentación temática sobre un aspecto específico, abrir el espacio para que cada participante que lo desee pueda intervenir sin condicionamientos ni presiones de ninguna naturaleza.

lunes, 26 de julio de 2010

El último café...... Un café con mucho saborrr...

Apreciados amigos: Quiero compartir con quienes no tuvieron la posibilidad de acompañarnos el pasado viernes 16 de julio las vivencias y las anécdotas del que fue, sin duda, un encuentro memorable.
Ocurrió que además de reflexionar, pensar, e intercambiar
puntos de vista, también pudimos reírnos, divertirnos y tomarnos un “calentito café” con algunas masitas dulces en un día realmente frío e inhóspito, en el que nos animamos a salir de casa a pesar de todo.

¡Y vaya que valió la pena!


La idea era dialogar sobre muchos, muchíiiiiisimos, Mitos y Realidades Sexuales del Placer Femenino, pero los asistentes se “coparon” mucho con el primer mito, y surgieron otros temas, tantos que resulto imposible abordarlos a todos. Esto nos indica una vez más que la Sexualidad como tal es un verdadero mito para algunas generaciones, y un área de casi total desconocimiento para otras.

Se plantearon preguntas como:
“¿La mujer tiene menos necesidades sexuales que el varón?”, ¿“La mujer no necesita tener relaciones sexuales con la misma frecuencia que el hombre?” Así pudimos hablar sobre deseo y conceptualizar que el deseo sexual es el único en la fisiología humana que admite postergación (Master&Jhonson). Pudimos enterarnos de que el deseo sexual humano se puede demorar, posponer indefinidamente, a diferencia de otras funciones orgánicas (como orinar, defecar, etc.). Ambos sexos tienen igual capacidad de abstinencia, solo que la cultura ha concedido mayor libertad al varón, por ello ha quedado tan instalado este mito en la sociedad occidental.

Conversamos acerca de los mandatos pasados donde la mujer
era educada para ser madre y esposa, pero de la función mujer ni siquiera se hablaba. Ahora la mujer moderna ejerce su rol de madre, pero también el de esposa-amante, esté casada o en pareja. Ya no se presta más a ser solo “receptáculo seminal” como lo fueron gran parte de las mujeres de aquella época, hoy quieren placer, goce, relaciones saludablemente erotizadas.

Otros temas que surgieron fueron los relacionados al
celibato, la masturbación en los niños (¿existe?), ser virgen (¿solo concierne a la ruptura himeneal?), y pudimos hablar acerca de los distintos tipos de hímenes con los que nacen las mujeres. Surgieron anécdotas de los casamientos en aquella época tan lejana como lo fue la de nuestras abuelas, y también surgió la reformulación de la ancestral frase “¡Nena, ¿qué le viste a ese muchacho?”, hoy transformada en: “¡Nena, ¿qué le oliste a ese muchacho?”, de acuerdo a los nuevos conocimientos sobre la función del órgano vomero-nasal, y a las señales feromónicas que la ciencia nos ha permitido conocer e identificar.

En un ambiente cálido, cordial y reflexivo, llegamos
entre todos a la conclusión de que “aquellos modelos arcaicos son hoy por hoy los nuevos fósiles de una cultura extinguida”. Cultura que por supuesto esta en plena re-creación a partir de los cambios en las costumbres y los
modelos socialmente validados.

jueves, 22 de julio de 2010

Redes Sociales!

Amigos/as:

Les paso nuestras direcciones en Facebook y Twitter, para que nos puedan seguir e interactuar con nosotros alli, tambien...

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Los esperamos!!!!!

Próxima reunión del Café!!

El próximo viernes 30 de Julio en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, nos encontraremos para el nuevo encuentro en el Café del Buen Sexo! Será de 19 a 21 hs! El tema, esta vez, será: FALSAS CREENCIAS SOBRE EL GOCE SEXUAL!!

Si les interesa participar, combinen mediante email a elcafedelbuensexo@gmail.com

Que es el café? Para algunas personas el sexo es un tema difícil de abordar. Para otras, en cambio, es un aspecto natural de la vida, y por lo tanto no encuentran ningún problema en hablar sobre esta cuestión.Sea cual fuera su caso personal, HOY existe un espacio real para el intercambio de inquietudes, opiniones y preguntas en un ámbito enmarcado en el conocimiento científico y el cuidado abordaje de la Sexología Clínica.

Dos comentarios de participantes del ultimo Café:

Me encantan los Cafés! Me gusta que se abre el tema, todos participamos un poco pero es Victoria quien nos aporta en definitiva toda la información y datos superinteresantes! Cosas que ni me imaginaba! Y todo en una atmósfera cálida, amorosa, permisiva, respetuosa. Informal y académica a la vez.

Quedamos en el cafe pasado que en el proximo tratariamos mitos femeninos!!!!! la verdad, me encanto escuchar a los varones con los masculinos, fue muy provechoso, enriquecedor, y sobre todo, el cierre que le diste a cada tema, gracias Victoria por dejarnos charlar con tanto respeto y apertura como lo hicimos!!!!!!

Victoria Alfaro, la historia de una vocación!!

Soy Victoria Alfaro, médica sexóloga. Ejerzo en Buenos Aires desde 2003, luego de haberlo hecho durante 25 años en la Ciudad de Córdoba.

Me recibí de médica allá por 1977, después de llegar a Córdoba desde un pueblito del interior de Entre Ríos en el año 1971.

El día en que me recibí de médica, en forma casual, una colega un poco mayor que yo me invitó a acercarme al Laboratorio de Citología Exfoliativa del Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología de la Provincia de Córdoba, donde acababa de aprobar mi última materia. La propuesta era que me incorporase al plantel del laboratorio ya que la jefa del Servicio viajaría el mes siguiente a Europa y quienes habían quedado a cargo realmente no daban abasto para atender la demanda.

Estos fueron mis comienzos en el ejercicio de la Medicina, en un Laboratorio de Citología Exfoliativa. La tarea consistía en atender en consultorio a las pacientes que llegaban a ese Hospital. Se extraía el material para Papanicolaou, y se hacía una colposcopia. A media mañana regresábamos al laboratorio y nos sentábamos al microscopio a leer los extendidos de pacientes que habían venido los días anteriores.

Mientras trabajaba en esa maternidad me invitaron a colaborar con L.A.L.C.E.C Córdoba, y allí tuve mi primer contacto directo con pacientes. Creo que ese fue el momento en que pude contactarme por primera vez con mujeres que padecían problemas orgánicos ginecológicos, funcionales y también sexuales.

Al mes siguiente estaba ya trabajando en un Instituto Endocrinológico, en la sección de Citología Exfoliativa y Colposcopia. Mi trabajo era supervisado por la misma colega que me había ofrecido incorporarme al laboratorio anterior. Por cuestiones de personalidad (teníamos estilos distintos) se produjo un fenómeno que iba a tener importantes consecuencias en mi vida profesional.

Mi colega atendía a las pacientes con completa excelencia pero a la vez con una actitud muy resolutiva, Yo las escuchaba mucho, procurando comprenderlas. Por este motivo ellas me percibían como una persona más contenedora y contemplativa con sus problemas.

Poco a poco un número cada vez mayor de pacientes comenzaron a pedir ser atendidas por mí.

Para mi sorpresa, la mayoría de esas pacientes que pedían verme querían por sobre todo contarme sus pesares en la cama. Una frase frecuente era: “mi ginecólogo no me escucha”. A mí me interesaba escucharlas, sorprenderme a veces ante historias que nunca hubiera podido imaginar, vislumbrando, intuyendo, que debía haber algo más que el estudio de la Ginecología para solucionar los problemas de índole sexual.

Para ese entonces no existía en mi horizonte una disciplina que abordara estos problemas. Algunos años después supe que había llegado al país la Sexología Clínica.

Corría el año 1982 y ya había nacido mi primer hijo (en 1980). Un buen día algunos colegas me trajeron una invitación a unas Jornadas de Sexología Clínica que se harían en un predio perteneciente al Club del Colegio Médico de la Provincia de Córdoba. Aunque el lugar en realidad no era una dependencia académica, esto me entusiasmó mucho, y decidí asistir.

Era evidente que quienes nos habíamos hecho eco de la convocatoria veníamos a “abrir la puertita” respecto de lo que era el objeto de estudio de esta nueva disciplina. Las jornadas eran lideradas por Roberto León Gindín y Laura Caldiz, quien hacía poco había llegado de EEUU formada en el Instituto dirigido por William Master y Virginia Johnson.

Mi intención era inscribirme allí mismo en el curso que ellos dictaban, pero me resultaba imposible porque se hacía en Buenos Aires. Yo vivía en Córdoba y tenía un niño de apenas dos años, y había que criarlo, naturalmente. Y aunque contaba con un marido que me alentaba a seguir adelante con lo que me había atraído tanto, las responsabilidades maternales, de pareja y familia así como las laborales, hicieron inviable el proyecto en aquel momento.

En 1986, al momento del nacimiento de mi segundo hijo, yo alternaba el microscopio con la escucha de los relatos de las mujeres, planteándome que no tenían solución para lo que les ocurría en sus alcobas.

Un día de febrero de 1994, sentada en uno de los sillones del living de mi departamento, alrededor de las seis de la tarde, mientras iba oscureciendo, encontré en el diario un aviso muy pequeño- pero que para mí fue como un gran faro que iluminaba toda la hoja: “Primer Curso de Sexología Clínica en Córdoba, dictado por el Centro de Asistencia, Investigación, y Educación en Sexualidad (C.A.I.E.S.) dependiente de CETIS, y avalado por SASH (Sociedad Argentina de Sexología Humana) inicia sus inscripciones en Córdoba.” ¡Era la gente que yo había escuchado doce años antes!.

Miré el reloj: faltaban 20 minutos para las siete, hora de cierre del horario de inscripción. Corrí hacia el teléfono, y pedí hablar con el Director del Curso. Me convocó para una entrevista la semana siguiente. Conté los días y las horas esperando que ese día llegase.

Y llegó. Al finalizar la entrevista, el Director Eduardo Arnedo me dijo que había decidido aceptarme como integrante del grupo a formar (el cupo era para solo cinco profesionales) porque le habían impactado dos cosas: la solidez de mis conocimientos médicos y mi calidez humana.

Lo había logrado. ¡Estaba aceptada!

Así comencé a formarme como parte de un grupo heterogéneo, compuesto por tres psicólogas, y un médico. El médico era varón, y bastante mayor que yo.

Al finalizar la etapa de formación creamos entre los cinco el Grupo IDEAS, (Investigación, Docencia, Estudio y Asistencia en Sexualidad). Aunque la sigla era muy ambiciosa, lo que en realidad queríamos era llevar “nuevas ideas” sobre sexualidad a la sociedad, para superar el tabú ancestral ante este tema.

Desafortunadamente este intento duró muy poco. No logramos compatibilizar nuestros estilos y nuestros puntos de vista. Tal vez éramos demasiado jóvenes e inexpertos…

Después de esta experiencia – y aprendiendo de ella – Julio (un colega y amigo) y yo decidimos gestar un proyecto menos ambicioso y más realista: salimos a trabajar la sexualidad adolescente en algunas escuelas. Para ese tiempo Julio trabajaba con Boy Scouts (convocado por un clérigo de “avanzada”) que orientaba a jóvenes en esa comunidad eclesiástica. Yo, mientras tanto, fui invitada por distintos institutos médicos para hablar sobre “La Sexualidad de las Mujeres”. Entre otras entidades, el Colegio Farmacéutico de Córdoba me pidió que disertara sobre este tema, pero por separado a mujeres y varones. Cuando les expliqué que se podía hablar de sexo sin ocultarse los unos de los otros, finalmente aceptaron que les hablara a todos juntos: mujeres, varones, y también a parejas. Además me llamaron para dar conferencias en institutos donde se trataba la obesidad, así como en otros ámbitos con gran asistencia de personas. Poco más tarde comenzaron las entrevistas en radio y TV. Pero sin duda una de las experiencias que más me satisfizo fue la presentación del tema ante antropólogos, filósofos, sociólogos, psiquiatras y psicólogos en un curso llamado Cine y Psiquiatría. La disertación se apoyaba en un film elegido especialmente para la oportunidad, y resultaba realmente muy rica en contenidos.

Para entonces yo sentía cada vez más la necesidad de poder ayudar mejor a mis pacientes. Con ese propósito decidí empezar a viajar todos los meses a Buenos Aires para poder estar presente en el consultorio de quien fue el precursor de la Sexología en la Argentina, el Dr. León Gindin, mientras atendía a sus pacientes. Viví horas y horas de consultorio, presenciando casos y casos. A la noche volvía al hotel y leía, estudiaba los casos y anotaba mis conclusiones.

En enero del 2000 el Profesor Adjunto de la Cátedra de Urología de la U.N.C., Dr. Raúl Belén, me convoca para integrarme al staff del Primer Instituto de Sexología Uro-Ginecológico que tendría Córdoba. Se trataba del C.O.D.I.S, Centro Orientado al Diagnóstico Integral en Sexualidad. Hoy parece inaudito, pero en aquel tiempo todavía existían prejuicios muy fuertes en la sociedad cordobesa, al punto tal que debimos instalar nuestros consultorios con tres (3) salas de espera, con una puerta de ingreso por un lado, y una puerta de salida de pacientes por el otro. Los/as pacientes, venían con muchísimo pudor a consultarnos, y al pedir los turnos muchos de ellos - “aterrorizados” - preguntaban si tendrían que compartir su espera frente a otros pacientes (lo que por supuesto era evitado en aquellas circunstancias).

A esta altura de los acontecimientos, debo dedicar un paréntesis de profundo agradecimiento a mi esposo, el que en todo momento alentó mi porvenir y futuro en esta disciplina.

La pregunta reiterada de las personas no habituadas a tomar la sexualidad como algo natural era siempre: “¿Cómo es esto de ser el esposo de una sexóloga?”, y después seguían… “¿Cómo lo soporta?”, “¿Cómo lo vive?”, etc. La pregunta más usual para mis hijos era: “¿Puedes hablar de sexo con tu mamá?”. Todo esto resultaba para la mayoría de la gente realmente inverosímil, en cambio para nosotros como familia era muy natural.

Trabajando allí, en C.O.D.I.S. me vi obligada a hacer un gran cambio geográfico sin haberlo planeado. Por exigencias laborales de mi esposo, tuvimos que trasladarnos a vivir en San Isidro, Buenos Aires.

Desde el momento en que llegamos a esta hermosa ciudad han ocurrido muchas cosas significativas. Quizás las dos más importantes – al día de hoy – sean mi creación de El Café del Buen Sexo, un espacio de diálogo abierto sobre las cuestiones de la sexualidad, y – muy recientemente – la del Método RCG (Recuperación de la Capacidad de Goce). Ambas iniciativas son la consecuencia de años de experiencia en el consultorio de Sexología Clínica, advirtiendo la necesidad de los pacientes, y de la comunidad toda, de participar en una propuesta vivencial y superadora, acercándolos a una vida más plena a través del descubrimiento del cuerpo, de sus interacciones sexuales y del erotismo.